Martin Craciun

Curador independiente

El Arte de Producir

Acerca de la obra de Gustavo Genta

“Así como los contenidos conscientes pueden desaparecer en el inconsciente, también pueden surgir otros contenidos de él”

(C. G. Jung)

El trabajo de Gustavo Genta está multi-informado. En efecto, funciona como un tejido en él se entrecruzan intereses, registros y aproximaciones sobre la forma y las posibilidades expresivas de los materiales. Genta ha logrado construir un cuerpo de obras que se representan como un sistema de signos, un lenguaje personal que le permite abordar distintos soportes, medios y formatos y aún así sostener un estilo que lo identifica. Sus obras dialogan con la arquitectura, enalteciéndola, subvirtiendo de un modo no trivial el orden de estos espacios vitales; abriendo nuevos registros a posibles juegos monocromáticos y múltiples efectos lumínicos.

Gustavo Genta se basa, para producir sus obras, en un método personal que está informado por sus estudios en diseño industrial. Presenta una voluntad de generar procesos industriales junto a su equipo de trabajo. Procesos seriados, racionales, seguros, optimizados, que combina con decisiones de carácter personal y emocional para dotar de equilibrio y armonía a sus obras. Sus investigaciones estéticas derivan en nuevas formas y lo que le gusta llamar “familias de trabajo”.

Gustavo Genta fue parte de una generación de estudiantes que egresó a principios del 2000 del Centro de Diseño Industrial del Uruguay. El CDI constituyó un hito en la historia del diseño en el Uruguay, preparó a un grupo de jóvenes para un nuevo mundo industrializado al que nuestro país se entendía se estaba incorporando. En correspondencia con el dilema planteado por Pedro Figari, “O nos industrializamos o nos industrializan” en 1919, a finales de los años 80s Uruguay desarrolló un centro de excelencia sustentado en sus inicios por la cooperación internacional. Con una educación de impronta europea, estos jóvenes eran orientados en la creación y desarrollo de productos industriales, para ser producidos en serie y a gran escala. La creatividad y la inventiva orientada a la definición, creación y desarrollo de nuevos objetos y productos con el objetivo de cubrir necesidades de las empresas o de las personas.

“Toca el fin de la representación” proclamaba el manifiesto del Arte Concreto, documento insigne de los «concretos»; artistas abstractos que buscaban expresar formas y colores sin relación con la realidad objetiva en Buenos Aires de los años 40. Tomás Maldonado, referente indiscutible en el desarrollo del diseño industrial como disciplina específica, define el diseño como la asimilación cultural del objeto técnico. Maldonado fue parte del grupo de artistas Concretos que se lanzaron a la búsqueda de una nueva profesión. El recorrido de Gustavo Genta resulta significativo, un derrotero singular desde el diseño hacia la abstracción artística.

Según Hannah Arendt, en general, las personas que producen cosas no comprenden lo que hacen, son parte de una cadena de procesos necesaria para la producción de algo. A su vez, resulta frecuente la asociación del término “artesanía” con un modo de vida que fue reemplazado por la sociedad industrializada junto con la producción de objetos de factura manual que cuentan con un sello personal. En su libro The Craftsman (2008), Richard Sennett, sostiene que “artesanía” designa un impulso humano duradero y básico: el deseo de realizar bien una tarea, sin más. La artesanía, es entendida por el académico como la habilidad de hacer las cosas bien mediante el conocimiento de los materiales y una compresión técnica que habitualmente se encuentra asociada al poder de nuestra imaginación. Es allí donde la producción de Gustavo Genta resuena en sus búsquedas de refinamiento, destreza funcional y cualidades materiales que finalizan por informar una investigación estética que trasciende el objeto mismo y se proyecta hacia el campo del arte.

Grupos de trabajos, “familias” según Genta, cuerpos de obras que utilizan recursos técnicos y formales comunes, líneas de producción dentro de un universo que evoluciona y se desarrolla casi a diario. “Hacer es pensar.” Las búsquedas materiales, los desarrollos técnicos y formales se concatenan en piezas que posibilitan nuevas obras y abren nuevos caminos. En el hacer se encuentra la expresión de una forma de pensamiento y un refinamiento formal que terminan por producir una búsqueda estética y una investigación permanente en los procesos de producción.

Su obras levitan con elegancia, Genta construye formas que “son”; que no presumen de mensajes herméticos, formas que no buscan abstraerse de los fenómenos naturales ni intentan representarlos y que gratifican al espectador de manera inmediata.

La evolución de la escultura abstracta colgante cuenta más de un siglo. Esta rama de la escultura fue abordada por las sucesivas vanguardias históricas y cuenta con la contribución determinante de un grupo de destacados artistas latinoamericanos que han expandido los límites de un lenguaje fascinante. Según el curador francés Matthieu Poirier estas obras tienen en común compartir la vocación acerca de la especialización dinámica propia de la mirada moderna. Aquella empresa común del siglo pasado que buscó evadir la gravedad es retomada por las esculturas translúcidas de Genta, las que dotadas de pequeños espejos casi sin masa inerte, generan sombras y destellos en el ambiente, son obras “sensibles a su ambiente inmediato”.

Las referencias a la historia del arte en la obra de Genta no son ajenas y en especial las investigaciones en torno a los fenómenos ópticos, el arte serial (la repetición de elementos formales) y el arte cinético en su vertiente latinoamericana, con evocaciones al las experiencias de Jesús Rafael Soto (Venezuela, 1923-2005) y las esculturas de Gertrud Goldschmidt, Gego (Alemania, 1912-1994). Si bien Gustavo Genta no referencia su trabajo a un desarrollo alimentado desde la historia del arte, los vínculos resultan necesarios y pertinentes para enmarcar su obra dentro de un constructo colectivo, sensible y consecuente de aportes realizados por un grupo de artistas que se lanzaron a la aventura de re pensar las formas y formatos artísticos desde nuestro continente. Las esculturas de Genta, de alguna forma y en relación distante, nos recuerdan también a las esculturas construidas con alambre por León Ferrari (Argentina 1920 – 2013), Torre de Babel (1961), Planetas (1979), y en una especial relación con los instrumentos realizados por Ferrari en su estadía en San Pablo en los años 80, “artefactos para dibujar sonidos, destinados a crear hechos o sumas de hechos musicales, visuales y táctiles” o como Ferrari mismo los describe “instrumentos musicales que danzan su propia música”.

La exposición para Genta funciona como un archivo que presenta el estado momentáneo de un proceso experimental continuado al que el artista suscribe con enfática devoción: el trabajo en su taller como centro de las investigaciones y operaciones del artista. “El juego se convierte en alegría, la alegría en trabajo, el trabajo en alegría” afirmaba el pintor, diseñador, profesor suizo que formó parte de la escuela Bauhaus y fue profesor de la escuela HfG en Ulm, Johannes Itten.

Las investigaciones y búsquedas de Gustavo Genta nacen de una inquietud personal, un espíritu libre, que encuentra en los materiales mundos sensibles para producir objetos que trascienden los valores superficiales, que proponen la forma como belleza pero también una práctica que presenta ideas y sensaciones y las transforma al decir del arquitecto, artista y diseñador suizo Max Bill; en “sustancia visible”.